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SANTA MESSA TRADIZIONALE Roma 24 maggio 2003 Basilica di S. Maria Maggiore
RASSEGNA STAMPA
Articoli e segnalazioni dopo la celebrazione
28 maggio 2003 - El Semanal Digital
Segùn el Cardenal Castrillon no se ha extinguido en la Iglesia el rito de San Pio V La expectación suscitada por la primera misa celebrada con el rito de San Pío V en una basílica romana desde hace treinta años reunió en Santa María la Mayor a 3.000 fieles y 6 cardenales. 28 de mayo. Se había especulado con insistencia sobre la posibilidad de que, durante la ceremonia, el cardenal Darío Castrillón, prefecto de la Congregación para el Clero, anunciase un permiso universal del Papa para que todo sacerdote pueda libremente celebrar misa conforme al rito codificado en el Concilio de Trento, sin necesidad de permisos diocesanos especiales. Este rito fue sustituido en 1969 por Pablo VI, pero suscita todavía muchas adhesiones. Una de las asociaciones defensoras de la liturgia romana, Una Voce (fundada a principios de los 60 y que llegó a contar con el apoyo de escritores célebres como Agatha Christie, Julien Green, Evelyn Waugh o Michel de Saint Pierre), había solicitado al cardenal Castrillón que en San Pedro o alguna de las basílicas romanas tuviese lugar una liturgia pública con la asistencia de prelados de alto nivel. Y así ha sido. Acompañaron al cardenal Castrillón el anterior prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cardenal Jorge Medina, y los cardenales Alphons Stickler, Armand Razafindratandra, William Baum y Bernard F. Law, además del arzobispo español Julián Herranz, presidente del Consejo Pontificio para la Interpretación de los Textos Legislativos. La presencia de seis cardenales, tres de ellos de gran peso en la Curia (Castrillón, Medina y Baum), y del obispo Herranz, transmite la idea de que se trata de una apuesta personal del Papa Juan Pablo II. Sin embargo, no se verificaron los insistentes rumores que hablaban de noticias de impacto. Apenas un par de semanas antes de la ceremonia, fuentes muy seguras daban por hecho que durante la homilía el cardenal Castrillón anunciaría algún acontecimiento importante al respecto de la continuidad en la Iglesia de ambos ritos, el de San Pío V y el de Pablo VI. Sorprendentemente, en los días previos él mismo limitó el alcance del acontecimiento, explicándolo como el deseo de los grupos fieles a la misa tradicional de felicitar al Papa por el vigesimoquinto aniversario de su pontificado y agradecerle la existencia de un soporte canónico el Motu Proprio Ecclesia Dei que permite a los obispos autorizar en sus diócesis la celebración de dicho rito. La poderosa conferencia episcopal francesa es muy reacia a la concesión de un permiso incondicional, y es posible que, como ha ocurrido otras veces, hiciera valer su influencia para impedirlo. El sermón del cardenal Castrillón fue, con todo, importante. Ante un templo abarrotado con más de tres mil fieles, afirmó que "no se puede considerar que el rito denominado de San Pío V se haya extinguido; (...) por tanto, el antiguo rito romano conserva en la Iglesia su derecho de ciudadanía, en el marco de la multiformidad de ritos católicos, tanto latinos como orientales". El prelado destacó el profundo aprecio de Juan Pablo II hacia
"la riqueza que representa en la Iglesia esta venerable forma litúrgica;
alimentó su infancia y su juventud, fue la de su ordenación
sacerdotal, la de su primera Misa y la de su consagración episcopal,
y por tanto forma parte de su más hermosa corona de recuerdos espirituales".
(su)
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